España el país de las colas

Yo pienso que España es el país de las colas, pero no de pegamento, ni la de los caballos, ni la procesión del Perdón de Murcia o antiguamente llamada “procesión de las colas”, ni es el país de la Coca-cola, sino de las hileras de personas que esperan su turno, y es que hay colas para todos los gustos.

Cola al acudir al médico, que por mucho que se lleve ahora eso de las citas, siempre te toca esperar, la cola en la farmacia para esperar tu turno y comprar lo que te han recetado y no digamos si de camino te pasas por el supermercado de turno, cola para comprar el pan, la cola del pescado, la de la carne, la de los quesos, la del embutido, y cuando ya te crees que se han acabado, ves que hoy no es tu día de suerte, hay también cola en las cajas para pagar.

Tenemos la cola para comprar la entrada del cine, aunque ésta para desgracia de la nueva ministra de cultura “Sinde-scargas” tiene cada vez menos ocurrencia sobre todo si ese día proyectan alguna película subvencionada de cine español, la de los toros, la cola del teatro o la cola para comprar las entradas de los conciertos, y finalmente la cola que se forma al acudir tropecientas horas antes de que se abran las puertas del recinto para coger buen sitio.

Hay algunas colas mas molestas que otras, normalmente a mi me desesperaran la de los bancos, las de la Delegación de Hacienda, o las de renovación del pasaporte o DNI, y en general todas en las que de alguna u otra manera intervenga algún funcionario, pero aquella en la que a ninguno le gustaría verse, seria en la cola del paro.

Hay otras más sociales y entretenidas como son las del fútbol, una persona detrás de otra, compartiendo las mismas inquietudes y amores por el equipo de sus colores, puede dar lugar, si la ocasión lo merece, a pasarse uno días enteros en la cola, equipado eso sí, con todo lo que haga falta, que si una tienda de campaña, que si un camping-gas para hacer una barbacoa, que si una mesa para jugar a cartas, y es que esos aficionados eso de guardar cola no es un sacrificio es una obligación con tal de tener la deseada entrada y poder asistir a su histórico partido.

Tenemos también la propensión del español a hacer cola, porque a veces parece que hasta nos ponemos de acuerdo, vamos que un domingo sin la cola de vehículos que regresan de las playas en verano, no sería lo mismo si no vamos a marcha de tortuga todos juntos, a eso de las 9 y no digamos la que se forman cuando toca puente, esas son en dos palabras, como diría aquel ¡Impre-sionantes!

Yo creo que somos un poco masocas, y a muchos les gusta eso de hacer cola, vamos que estoy seguro que hay muchos que ven una y se apuntan por si regalan algo aunque sea un mini pastel de carne como el pasado miércoles en Murcia, donde más 8.000 personas guardaron una cola de más de una hora para obtener el susodicho pastel que se puede encontrar en cualquier pastelería de Murcia a un precio inferior al euro.

Al final vemos que hay colas por todo y para todos, y que sin darnos cuenta nos pasamos media vida haciendo cola.

Foto: Javiercit0