El cine nos ha mostrado en varias ocasiones historias sobre los prisioneros de guerra durante la II Guerra Mundial, míticas películas que han convertido en legendarios a varios de sus protagonistas, pero en algunas ocasiones la verdadera historia estaba bastante alejada de la realidad.
La película "El puente sobre el río Kwai" fue una producción británica-estadounidense de 1957 que dirigió David Lean, cuyo guión lo adaptaron Carl Foreman y Michael Wilson a partir de la novela escrita en 1953 por Pierre Boulle con el mismo nombre. Estaba basada en unos hechos reales, aunque no del todo ciertos, acontecidos en el campo de concentración de Tamarkan , lo que provocó el disgusto nunca expresado públicamente del verdadero protagonista, el coronel Philip Toosey, en cuya figura se inspiró la novela.
En la película el Coronel Nicholson (Alec Guinness) es un ingeniero y el oficial más antiguo al mando de los prisioneros. Después de conseguir su propósito de alejar de los trabajos manuales a los oficiales no sin cierta dificultad, presta una colaboración a los japoneses en la construcción del puente que incluso el propio doctor Clipton en un momento de la misma insinúa que podría considerarse traición.
Clipton: The fact is, what we're doing could be construed as, forgive me sir, collaboration with the enemy. Perhaps even as treasonable activity.
Nicholson: Are you all right, Clipton? We’re prisoners of war. We haven’t the right to refuse work.
Clipton: I understand that, sir, but must we work so well? Must we build them a better bridge than they could have built for themselves?
Nicholson: If you had to operate on Saito, would you do your best, or would you let him die?
La realidad fue bien distinta, Phililip Toosey como oficial del ejército inglés siempre antepuso la supervivencia de sus hombres antes que la suya propia y fue todo un ejemplo de motivación y liderazgo, su vida ha sido publicada en varios libros alguno incluso de dirección de equipos como “17 casos esenciales de un jugador de equipo” escrito por John C. Maxwell donde su vida que resumo a continuación, es utilizada para explicar una de las cualidades de toda dirección de equipos: El desinterés.
No era ingeniero, y aunque había desarrollado una prometedora carrera en el mundo de la banca y el comercio, en 1927 se alistó en el ejército como reservista con el grado de teniente segundo. En 1939 llamaron a su unidad al servicio activo cuando la guerra estalló en Europa donde sirvió brevemente en Francia. Pronto lo trasladarían al Pacifico para defender la invasión japonesa a la península de Malaya y Singapur. Toosey había ascendido a teniente coronel y estaba al frente del regimiento 135 de la División Dieciocho y aunque sus hombres y él lucharon notablemente durante esta campaña, las fuerzas inglesas fueron obligadas a retirarse y a regresar a Singapur.
Cuando los ingleses se dieron cuenta que la rendición era inevitable se le ordenó abandonar a sus hombres para preservar a un hombre de su experiencia, pero él se negó hacerlo.
“Respondí que como oficial artillero había leído el Manual de Entrenamiento de Artillería, Volumen II, que dice claramente que en cualquier retirada, el oficial a cargo es el último en salir”
El sabía el efecto negativo que tendría en la moral de sus hombres si los abandonaba, por lo que permaneció con ellos y cuando en Febrero de 1942 las fuerzas aliadas se rindieron a los japoneses en Singapur, Toosey se convirtió en prisionero de guerra junto a sus hombres y fue trasladado al campo de prisioneros de guerra de Tamarkan (Tailandia), a orillas del rio Kwea Yai donde los japoneses le asignaron el trabajo de construir dos puentes, uno de madera y otro de hierro, dentro de la línea de ferrocarril que estaban proyectando entre Bangkok y Rangún en Birmania con el objetivo de invadir la India.
Si en un principio se negó a cumplir con las órdenes de sus captores alegando que el Tratado de Hague de 1907 ratificado por los japoneses, prohibía a los prisioneros de guerra ejecutar trabajos para ayudar al enemigo, pronto recapacitó al evaluar que lo importante no era si las tropas llevarían o no a cabo el trabajo, sino cuántos de sus hombres podrían morir en el campamento, por lo que convenció a los suyos para que trabajaran en los puentes. Los prisioneros no los proyectaron, los japoneses tenían sus propios ingenieros, por lo que los prisioneros británicos, australianos y neozelandeses aunque los construyeron, nunca renunciaron a boicotearlos, recogían termitas y las introducían en la madera del puente así como mezclaban barro con el cemento para debilitar los cimientos.
Todos los días Toosey ponía en riesgo su vida con el fin de que a sus hombres les amentaran sus raciones de comida, se estableciera un horario regular de trabajo en el campamento y que cada semana tuvieran un día de descanso, al final su persistencia tuvo su recompensa no sin sufrir con frecuencia castigos al sol y maltratos físicos, pero consiguió que los japoneses mejoraran las condiciones de vida de los prisioneros aliados y durante los diez meses que duraron los trabajos de construcción de los dos puentes solo murieron nueve prisioneros.
El puente de madera se termino en febrero de 1943 y el de hierro en Abril de ese mismo año pero estos puentes posteriormente fueron objetivo preferente de la aviación aliada y sufrieron numerosos ataques entre Diciembre de 1944 y Junio de 1945, de sus numerosas reconstrucciones se encargarían de nuevo los prisioneros del campamento.
Pero el desinterés de Philip Toosey no acabaría en Tamarkan, posteriormente como comandante se le encomendó dirigir el hospital de prisioneros de Tamarkan en él, hizo todo lo posible por seguir ayudando a sus hombres, a través del mercado negro obtenía medicinas, comida y otros artículos poniendo en riesgo una vez más su vida.
Al finalizar la guerra su primera preocupación fue encontrar a los hombres de su regimiento y asegurarse antes de viajar a Inglaterra de que estuvieran bien. Se tomó unas semanas de vacaciones, y luego regresó a su antiguo trabajo en el banco mercantil de Barings.
Phillp Toosey falleció el 22 de diciembre de 1975, nunca busco un reconocimiento por sus acciones durante la guerra, pero la película evidentemente no le hizo ningún honor a su figura.
Fuentes:
Las 17 cualidades esenciales de un jugador de equipo (John C. Maxwell) Editorial Caribe Inc 2002.www.juliesummers.co.uk
Fotos:www.doctormacro1.
10 comentarios:
Así son los films, Rick. Te cuentan lo que quieres escuchar. Traducido: lo más taquillero.
Me has traído bellos recuerdos de mis años mozos.
Gracias.
Ahora cuando vea el dichoso cartel de "Basado en hechos reales"...intentaré averiguar quién es el desafortunado al que le arruinan la imagen pública...
Salu2
Rudy: No te pongas años encima que no eres tan mayor, y tienes razón en muchas ocasiones nos cuentan las cosas con un "guión cinematográfico" pero alejado de realidad.
Un saludo amigo.
Markos: Cuando conocí la verdadera historia no me podía creer que el verdadero coronel no hubiera manifestado su total desacuerdo con la historia que nos contaron en la película, a la voz publica.
Fué a través de su nieta al escribir sus memorias en el libro "El coronel de Tamarkan" cuando se conoció la verdadera historia.
Otro hecho destacado de su vida que no publiqué para no extenderme mucho en la entrada es que cuando el verdadero coronel Saito, en realidad fue un Sargento-Mayor japones, fue juzgado en un consejo de guerra acusado de crímenes de guerra, las declaraciones ante el tribunal de Philip Toosey ayudaron a salvar de la horca al que durante algunos años fue su carcelero en Tamarkan.
Un saludo Markos y gracias por tu comentario.
Hola... que pena .. me lo creí todo.. ahora veo que no puedo creerme ni las películas que dicen .. basado en hecho reales..
Una magnifica entrada.. saludos
En esta película el guión era una adaptación de una novela que estaba inspirada en unos hechos que ocurrieron en Tamarkan, aunque estos fueron desvirtuados por el autor de la misma.
Un saludo Balo y gracias por tu comentario.
Magnífica entrada, como afirma un comentario anterior. Es que la historia, la película y la banda sonora, el propio post, aún independientes, tienen su propia magia, su propia leyenda, vigente aún medio siglo después.
Bienvenido Martin Bolivar.
Es cierto la película es una obra maestra, en la que el tiempo no ha pasado para ella, a día de hoy se puede ver perfectamente porque no ha perdido el encanto, la mágia, el entetenimiento y sobre todo el mensaje de inutilidad de las guerras manifestado por Williams Holden casi al final de la misma.
Gracias por tu comentario y un saludo.
Rick, te has salido, este artículo está genial. Adoro la película. Alec Guinnes se sale.
¡Un abrazo!
Gracias Julio por tus amables palabras y a pesar de lo que he expuesto en la entrada, con todas las criticas con respecto a la veracidad de la historia, la película ha sido y sigue siendo una de mis favoritas.
Un abrazo para ti también.
quisiera saber si ese puente solo fue de la película o esta construido realmente?
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