A wedding and a communion

El pasado fin de semana cuando me encontraba en pleno almuerzo familiar, escuche las palabras “boda” y “comunión”, y pueden ser dos palabras distintas, pero como todos sabemos hoy en día no lo son, de repente me vinieron a la cabeza, muchos pensamientos, traje, corbata, iglesia, invitados, regalos, en fin que parecía el doble de Steve Martin en la película El padre de la novia, aunque en mi caso no casara a ninguna hija, pero es que estamos en crisis y todo lo que me suene a gastar dinero como que no me hace mucha gracia, aunque he de reconocer sinceramente que en estos dos casos sí que me hace mucha ilusión y si hay que tirar la casa por la ventana pues se tira, que no todos los días celebra uno las bodas de oro de sus padres y la comunión de un sobrino.

Posteriormente comentamos lo típico en estos casos, donde hacerla, el día, los invitados, decidir el restaurante, hablar sobre los invitados, si invitar a la prima Elena o no invitarla, que si al vecino del primero no lo invitamos porque últimamente tenemos poca relación con él, en fin, ir empezando la organización de los eventos con la esperanza de que todo salga lo mejor posible, pero he de añadir, y quién me conoce lo sabe, que para bodas, las de los Ingleses, eso sí que son bodas, vamos que la boda de la hija de Aznar se queda en mantillas por mucho que se empeñara en casar a su hija en el Escorial.

Y es que las bodas españolas le faltan muchas cosas, que si las damas honor, que si los invitados de la novia a la derecha, los del novio a la izquierda, que si una pamela por aquí, un sombrero de copa por allá, que si esperando al roll royce, pero sobre todo les falta el “best man”.

Porque en Inglaterra el gran momento esperado de una boda no es cuando el novio y la novia dicen el “Si quiero” sino cuando llega el gran discurso del “best man”, al final de postre y antes del brindis.

Existen auténticos tratados de cómo ser un buen “best man”, y de cómo elaborar el mejor discurso, pero yo me quedo con estos dos discursos de la película

Cuatro Bodas y un Funeral.

El de la primera boda, en la que Hugh Grant era el “best man”

“Damas y cabellos siento interrumpirles el delicioso postre .Ya que soy el padrino me gustaría decirles un par de cosillas .Esta es la segunda vez que hago de padrino y espero haberlo hecho bien la primera.

La pareja en cuestión aun me habla, desgraciadamente en la actualidad no se hablan entre ellos, se divorciaron hace ya un par de meses, pero les aseguro que yo no tuve nada que ver.

Paula sabía que Pears se había acostado con su hermana, antes de que yo lo mencionara en el discurso, la sorpresa fue que también se había acostado con su madre pero creo que eso fue una minucia comparado con la pesadilla de recriminaciones y violencia en la que se convirtió su matrimonio al segundo día, en fin, corramos un tupido velo.

Mi misión es la de hablar de Angust y el no tiene ningún lio escabroso, o al menos eso creo.

Luego volveré sobre el tema, ahora querría decir que…siento como siempre, un respeto pavoroso con todo aquel que realiza un compromiso como el que Angust y Laura han sellado hoy, yo no sería capaz de hacerlo y creo es maravilloso que ellos si hayan sido capaces.”

Y el de la segunda boda de la película pronunciado por James Fleet que raya ya en lo surrealista.

“Cuando Bernard me dijo que se había comprometido con Lydia, le felicite porque todas sus anteriores novias habían sido unos auténticos pendones aunque he de añadir que estamos encantados de tener a muchas de ellas hoy aquí, yo especialmente me alegro de ver a Camila , a la que muchos de vosotros recordareis como a la primera chica a la que Bernard pidió el matrimonio, si mal no recuerdo ella te contesto que te dieras el bote, y por suerte para Lydia lo hizo.”

La verdad es que estoy deseando que algún amigo o conocido se case con alguna inglesa, a los cuales les animo desde aquí, para volver a vivir la experiencia de escuchar todo un discurso de un “best man”.

Este post va dedicado a mi prima Catherine, sabes que se te quiere.